Se trata de mi primera inciativa cultural para emponderar a los y las adolescentes desde el teatro y que llevo a cabo en Torremolinos, mi lugar de residencia.
Coordino esta iniciativa de lectura de textos dramáticos organizada por la Agencia Andaluza de Institucones Culturales a través del Centro de Investigación y Recursos de las Artes Escénicas de Andalucía (CIRAE) y el Área de Cultura del Ayuntamiento de Torremolinos, a través de la Biblioteca Municipal Pablo Ruiz Picasso.
El teatro es emoción en estado puro. Escribimos para emocionar y lo hacemos a través de la palabra en acción. El público joven, que tiene las emociones a flor de piel y muy intensas a esta edad, puede encontrar aquí un canal de expresión y catarsis.
La lectura es clave en el desarrollo educacional, personal y emocional de las personas. La diferencia entre leer teatro es que puede ser mucho más divertido que leer una novela. Hay que hacer de la lectura un juego para llegar a los jóvenes.
Podemos leer en grupo interpretando los diferentes papeles, imaginar la escena representada o tratar de discernir qué nos ha querido decir el autor/a al vestir al personaje de tal forma, plantear un escenario o hacer que ejecute tal acción. Eso les permite un juego de role play que sabemos es fundamental para desenvolverse en el mundo relacional y laboral cuando sean personas adultas.
El teatro es acción. Los actores actúan. Hay movimiento en la lectura del texto teatral y ese movimiento es trasladable a su lectura. Los jóvenes están rebosantes de energía y se puede canalizar no solo a través del deporte o la danza, también en el escenario teatral.
Leer teatro también es más rápido que leer una novela. No les llevará más de una hora y media hacerlo. En el caso del teatro breve, menos. Es, en definitiva, un ejercicio sano para su cerebro, ayuda a estimular la imaginación, pero también es educativo y fomenta el pensamiento crítico.